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Mostrando las entradas de diciembre, 2025

Identidad. No Sos lo que se ve a simple vista…

Sos lo que hacés cuando nadie te mira, lo que decís cuando la puerta se cierra. Lo que realmente pensás, en esos silencios largos, donde solo estás vos con vos. Porque todos tenemos dos versiones: la que mostramos y la que guardamos. La de la vidriera y la del sótano. La verdadera identidad vive en ese espacio que no fotografiamos, que no compartimos, que apenas nos animamos a confesar. Sos también, esos pensamientos que te avergüenza, esas palabras que dijiste por atrás y que hoy te pesan. Pero también, sos esa bondad secreta que nadie vio, esas pequeñas victorias contra tus peores instintos que celebras en soledad. La Identidad, no es el personaje que construís para los demás, es todo eso que hacés cuando el público se va; cuando las luces se apagan y quedás solo frente al espejo; ese reflejo que también sos vos.  Y ahí, está la parte jodida, no podés mentirte en tu cara. Podés engañar al mundo entero, con tu mejor actuación, pero vos sabés. Sabés, quién sos de verdad...

A veces, no se necesitan lugares o situaciones extraordinarias para hacer fotografías. A veces, alcanza simplemente con estar presente y redescubrir lo cotidiano…

Lo extraordinario, no se esconde en paisajes lejanos o momentos épicos. Muchas veces, es esa luz que se cuela por la ventana, las manos de tu viejo tomando mate, la risa de un chico jugando en la vereda. Lo extraordinario quizás, es lo que pasa todos los días frente a nosotros, pero que dejamos de ver porque creemos que no tiene suficiente valor. Simplificar, minimizar. Ahí está el secreto. Sacarnos de encima, la idea de que necesitamos más para crear algo valioso. La fotografía, no se trata de acumular escenarios impresionantes, se trata de aprender a mirar con atención lo que ya tenemos. Ahí afuera sobran momentos, solo es cuestión de saber "escuchar" la vida. De estar lo suficientemente quietos, para dejar que las historias se revelen; de entender que la cámara no crea la magia, tu cerebro solo la reconoce cuando aparece. Cuando aprendés esto, cada día se vuelve una oportunidad; porque dejas de depender de lo extraordinario, lo cliché. Lo “extraordinario”, en...

A veces, tan solo es abrir una vieja caja de fotos y el tiempo se desarma…

Ahí está todo, vos con unos pocos años, mirando a cámara como si fuera la primera vez. La casa de mis abuelos que ya no existe, ellos tampoco ya están. Las fotos, se vuelven trampas del tiempo, las mirás y no solo ves la imagen, escuchás el ruido de ese día, risas de alguien que ya no volviste a ver, percibís hasta el olor del lugar que se cuela de alguna manera. Tu infancia vive ahí, en pedazos de papel que los años destiñen. Cuando todo era más simple, porque no sabíamos que era simple. Cada día una aventura, el tiempo no corría, quedaba quieto esperando que termináramos de jugar. La nostalgia a veces duele, y también sana al mismo tiempo. Te recuerda quién fuiste, mucho antes de que el mundo te enseñara a ser quien sos hoy. Y está bien mirar para atrás de vez en cuando, no para quedarse, recordar que hubo un tiempo donde reíamos sin pensar, donde todo era posible, donde éramos felices sin saber que lo éramos. Las fotos guardan más que imágenes, guardan versiones nuestras...